Salud 

Tractografía: mapa cerebral que guía el diagnóstico de enfermedades

Una evaluación que puede ser determinante en casos de cáncer
Los estudios por imágenes a través de su evolución y especialización han permitido a la medicina avanzar en el diagnóstico y tratamiento de patologías, especialmente las del cerebro. Uno de estos es la tractografía,  practicada en el Centro Diagnóstico Docente, CDD Las Mercedes.
El doctor Gustavo Carrero, especialista con postgrado en física médica y especialización en radiodiagnóstico del CDD Las Mercedes, explica que la tractografía consiste en una aplicación por resonancia magnética que estudia el movimiento de las moléculas de agua en el encéfalo, en la zona conocida como substancia blanca, distribuida en el interior del cerebro y que deja en evidencia los tractos neurales.  La substancia blanca está formada por una gran cantidad de fibras nerviosas cubiertas de mielina.
“Con este diagnóstico no invasivo se obtienen imágenes bidimensionales y tridimensionales. Se hace un mapa de colores de las conexiones de las áreas corticales y subcorticales del encéfalo y del cordón medular por donde  las moléculas de agua fluyen de modo unidireccional a través de los tractos neurales. Cuando esto no ocurre es porque existen traumatismos, inflamación o tumores”.
La tractografía evidencia patologías como malformaciones congénitas, afecciones isquémicas, tumoral y enfermedades desmielinizantes. “Puede ser útil para detectar anormalidades anatómicas leves en la sustancia blanca del lóbulo temporal y del lóbulo frontal, que pudiesen estar asociadas con trastornos de conducta, del neurodesarrollo infantil y otros vinculados al aprendizaje como el déficit de atención”, precisa el especialista en radiodiagnóstico del CDD Las Mercedes.
Uno de los aportes fundamentales de la aplicación de la tractografía por resonancia magnética es en el tratamiento de tumores cerebrales para la planificación del abordaje quirúrgico o por radiocirugía.. “Se puede saber si el tumor invade la sustancia blanca o la rechaza sin invadirla, lo cual es de extrema importancia para el neurocirujano, en función de la decisión que tome para abordarlo sobre los márgenes que debe definir para la lesión. Si la sustancia blanca es rechazada por el tumor, sin invadirla, el tratamiento puede ser un poco más conservador”, sostiene Carrero.
Durante la fase postoperatoria de seguimiento, la tractografía “permite conocer si hay daños causados en la sustancia blanca por el tumor luego de su extracción, así como su magnitud”, concluye Carrero.

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