2010 – 2020: La era del voto electrónico
Mundialmente, tres de cada diez votantes lo hacen de manera automatizada. Y a la par con la tendencia, en Latinoamérica sigue creciendo el número de países que le apuesta al voto electrónico como fórmula ideal para blindar sus democracias
Los sistemas electorales evolucionan, pero el objetivo siempre es el mismo: resultados confiables, legítimos y auditables. Y en esa búsqueda permanente de mejores alternativas, el voto electrónico se ha consolidado como el camino idóneo para garantizar la transparencia de las elecciones. No en vano, esta tecnología es la que hoy en día permite que más de 1.100 millones de personas voten por sus gobernantes. Es decir, un 35,5% de los votantes del mundo. Y frente al método tradicional, sus buenos resultados en muchas y diversas latitudes hacen que continúe en aumento el número de gobiernos interesados en implementar dichas soluciones electorales.
En ese contexto, Latinoamérica no es la excepción. Incluso, figura como una de las regiones con mayor necesidad de apoyo tecnológico para proteger sus sistemas democráticos y por ello, avanza hacia la adopción del voto electrónico en lugar de las metodologías tradicionales y sus esperadas ineficiencias y vulnerabilidades.
Radiografía de la región
El caso más avanzado lo protagoniza Brasil, nación pionera en su implementación (en 1996) y donde el nuevo sistema llega a la totalidad del electorado desde el año 2000. Ahora la nueva cruzada carioca apunta a la implementación de la autenticación biométrica del elector, la cual deberá llegar al 100% de votantes en 2018.
En segundo lugar está Venezuela, que aunque utilizó escáneres para el escrutinio de los votos en 1998, fue sólo a partir de 2003 cuando inició el proceso de automatización total. En 2004 el país hizo el primer referendo revocatorio en el mundo contra un Presidente, siendo también la primera elección nacional con máquinas de votación que imprimían comprobante de voto. Y en 2012 realizó la primera elección nacional en todo el mundo con autenticación biométrica del elector y la posterior activación de la máquina de votación.
El propio ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, líder y fundador del Centro Carter, dijo el año pasado que de los 92 procesos electorales que él ha monitoreado, “el venezolano cuenta con el mejor sistema del mundo”.
En un nivel intermedio figuran países como México, Argentina y Paraguay. En el caso mexicano, aunque en la ley no está incluido el voto electrónico, cada estado es libre y soberano y por tanto, en Jalisco, Nueva León, Coahuila y el DF han podido tener experiencias incipientes de votación electrónica. Incluso, el Instituto Federal Electoral (IFE) implementó el voto por internet para mexicanos residenciados en el exterior en las pasadas elecciones presidenciales. Lamentablemente esta experiencia no tuvo resultados positivos, sobre todo por el alto costo que representó el voto de cada mexicano residenciado en el exterior.
Algo similar ocurre en Argentina, que por ser una República Federal permite que cada estado decida cuál plataforma de votación utilizar. Por ahora sólo las provincias de Buenos Aires, Salta, Tierra del Fuego y Mendoza han aprobado legislaciones que les permiten utilizar voto electrónico, y lo han venido haciendo cada una con el sistema que considera más apropiado.
Paraguay tuvo su primera experiencia en las elecciones municipales del año 2001, representando apenas el 1,56% del padrón electoral. El éxito de esta experiencia llevó a que las autoridades decidieran abarcar al 53% del electorado, utilizando la urna brasileña. Es así que para las elecciones municipales de 2006 el Tribunal Superior de Justicia Electoral resolvió implementar el sistema mixto de votación, de los cuales, en 21 distritos se utilizó 100% voto electrónico; en 7 distritos se utilizó 100% voto convencional y en los demás distritos el porcentual de 50% y 50% en ambos métodos de votación. Sin embargo, en las últimas elecciones generales realizadas en Paraguay, se volvió a utilizar el voto manual debido a los cuestionamientos que se hicieron a las urnas brasileras que no imprimen comprobantes de voto. Actualmente, hay un debate fuerte para implementar el voto electrónico con máquinas que impriman comprobante de voto, como las usadas en Venezuela.
En Colombia, a pesar de ser uno de los pocos en Latinoamérica que ya tiene una ley que obliga a implementar voto electrónico en las elecciones, se ha retrasado su implementación. No obstante, han realizado pilotos importantes y algunos hasta vinculantes para probar los diferentes sistemas existentes en el mercado. Hace 4 años, el país inició el proceso de identificación biométrica de ciudadanos durante procesos electorales y para este mismo año 2013 se espera que la Registraduría realice una prueba piloto, donde se evaluarán tres diferentes sistemas automatizados de votación.
La región también registra experiencias con voto electrónico en países como Ecuador, Perú, Chile y Panamá, donde el tema se debate e incluso -en algunas partes- ya se registran algunas pruebas piloto. En Ecuador, por ejemplo, la primera experiencia de voto electrónico se realizó en las elecciones seccionales del año 2004, con el 1% de las juntas receptoras de votos en cinco provincias del país. En esa oportunidad se utilizaron también las urnas brasileñas proporcionadas por la OEA en calidad de préstamo. En Perú, aunque el sufragio todavía se realiza de forma manual, la Oficina Nacional de Procesos Electorales ha desarrollado una solución tecnológica propia para emitir el voto electrónicamente en sus distintas modalidades: presencial y no presencial (o voto remoto) y ha ejecutado diversas pruebas, ensayos, demostraciones y elecciones vinculantes en colegios profesionales, organizaciones políticas y en el ámbito de la sociedad civil, a fin de estar en condiciones de implementar ambas modalidades en un proceso electoral vinculante de elección local, regional o nacional.
Por su parte en Chile, desde mediados de los noventa existe en el Congreso de la República un proyecto de ley para la implementación del voto electrónico. No obstante, no se registran experiencias de votación electrónica, salvo en elecciones de instituciones importantes como la Universidad de Chile y la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, donde se han podido recoger opiniones favorables al voto electrónico, impulsando de esta manera la discusión sobre su aplicación en elecciones de autoridades.
Países de Centroamérica, como Honduras y El Salvador han realizado ferias electorales y han consultado a organismos como la OEA y al IFES (International Foundation for Electoral Systems) para que los ayuden a tomar decisiones acertadas en cuanto a la automatización de sus elecciones. En Honduras están debatiendo entre la implementación del voto electrónico, incluso agregando el registro y autenticación biométrica del elector. Costa Rica también ha celebrado pilotos desde el año 2002.