Desde los 4 meses se puede sospechar del Trastorno del Autismo
Según la OMS, uno de cada cien niños presenta un Trastorno del Espectro Autista y requiere de diagnóstico, para poder recibir ayuda y garantizar su bienestar y calidad de vida.
Son muchos los niños y adultos que presentan serias dificultades que impiden su incorporación a su entorno social. Se caracterizan por manejar una forma de comunicación limitada e incluso, al momento de hablar pueden hacerlo con tonos distintos a los normales, con un vocabulario poco convencional y con conductas repetitivas, características que hacen que la sociedad tienda a excluirlos afectando la posibilidad de estudio, trabajo y su calidad de vida.
Estas son algunas de las características propias del niño y/o adulto con Trastornos del Espectro Autista (TEA), según expone la neuropsicóloga Beatriz Villalobos, especialista del Grupo Médico Santa Paula (GMSP), al tiempo que ofrece estadísticas de la Organización Mundial de la salud (OMS), según la cual, uno de cada 100 niños sufre de TEA, en alguno de sus tres niveles, desde el uno que es el más leve hasta el nivel tres.
“El TEA es un trastorno del neurodesarrollo del individuo, caracterizado por una alteración en la integración social, a quien le cuesta integrarse porque no entiende lo que son las normas sociales y se le dificulta internalizarlas. Tiene conductas repetitivas, estereotipadas, auto estimulantes”, comenta Villalobos.
El TEA y su diagnóstico funcional
Una realidad que a los padres les cuesta entender es que se trata de un diagnóstico funcional, pues aunque es un problema neurológico, el TEA no ataca al órgano, en este caso al cerebro, sino las funciones que se dan en él. “Muchos padres llegan por la parte de neurología, o neuropediatría, pero en este caso no está afectado el órgano como es el caso de la epilepsia. El TEA no altera la parte anatómica sino la funcional”, acota la especialista.
El GMSP dispone de un equipo de neuropsicólogos especializados en el diagnóstico y tratamiento del niño o adulto con TEA. “Los neuropsicólogos tenemos las herramientas para determinar cómo están las funciones, que no se van a ver en una tomografía o en una resonancia, o en un electro y mucho menos en un laboratorio. No existe un indicador biológico o anatómico que nos pueda decir que estamos en presencia de un autismo. Esa presencia la detecta el neuropsicólogo, y es importante que se entienda porque normalmente los padres no comprenden esta parte.”
Los indicios del TEA
Villalobos explica que la ausencia de una sonrisa social, incluso ya a los 4 meses de edad, puede ser un indicador importante. “Existe varios indicios, como: la ausencia de desarrollo de lenguaje, o que se produzca a muy tardía edad con un tono extraño, con una jerga diferente, con palabras exclusivas, por ejemplo, en lugar de decir caucho dicen llanta. Pueden imitar el tono de las caricaturas, tienen poco contacto visual. Es posible que no respondan al llamado por su nombre. No se integran al grupo de niños en la escuela, se aíslan; prefieren jugar solos y además son juegos organizados, que no tienen fin y pareciera sin sentido”.
Describe que, en algunos casos pueden darse autoagresiones, y tienen alta sensibilidad a ruidos como los de las motos o los de una lavadora. “Pueden tener conductas extrañas, como por ejemplo, caminar en puntitas, o de un lado a otro, sin ningún sentido; o girar sobre sí mismos o balancearse. Estas acciones nos hacen pensar o sospechar que está ocurriendo algo, y es importante que los padres acudan a la consulta con un especialista, pues cada caso es muy particular, y no significa necesariamente que tenga autismo. La evaluación neuropsicológica es la que determina la existencia o no del trastorno”.
Ante la presencia de un diagnóstico del trastorno del Espectro Autista, la neuropsicóloga Villalobos sugiere: trabajar en base a rutinas, considerando que tanto niños como adultos son extremadamente organizados. Evitar la exposición a estímulos sonoros pues tienen una hipersensibilidad en lo sensorial. Tanto en el ambiente escolar, como laboral se debe evitar las aulas con muchos ruidos y distractores sensoriales. Establecer momentos de compartir social que los ayude a integrarse a su entorno, sin que ese compartir signifique forzar situaciones. En el caso de los niños es importante estructurar sus tareas de forma esquemática porque son rutinarios o se sentirán desencajados; así como utilizar materiales visuales pues retienen con mayor facilidad.
Explica Villalobos que los padres deben tener claro que, aunque son diversas las características propias del TEA, es importante individualizarlas porque cada niño presenta características particulares y deben integrarlas en su abordaje para ofrecerle una mejor calidad de vida.
Espacios educativos para la inclusión
Hoy más que nunca se hace necesario crear y fortalecer espacios que logren la integración de estas personas a su entorno y sobre todo, el compromiso y respeto de la sociedad hacia ellos.
Al respecto fue consultada la profesora Haydee de Moreno, directora del colegio privado Unidad Educativa Patria de Bolívar, con más de 26 años de experiencia formando niños con necesidades educativas especiales como el TEA.
“Nosotros practicamos la inclusión y la integración de niños regulares con niños con necesidades educativas especiales. Los resultados han sido maravillosos, ciudadanos más humanos, más empáticos y solidarios con el prójimo. Sin embargo, hemos evidenciado una gran barrera para que nuestros jóvenes bachilleres con discapacidad logren profesionalizarse o tener un oficio”, precisa Moreno.
Esta barrera social la han enfrentado desde el 2021 con la creación del Instituto de Capacitación de Educación Inclusiva (ICIE), el cual gracias a un convenio con la UPEL y la Universidad Central de Venezuela, permite a jóvenes bachilleres, formarse en áreas como electricidad (básica /avanzada), música, soporte técnico para celulares, mercadeo digital, diseño gráfico digital, informática (Básica/Avanzado); marketing digital e, incluso, en servicio técnico para computadoras.
“Se trata de permitirles aprender un oficio y garantizar su productividad” según precisa la profesora Moreno.