La fiebre en niños no es cuestión de juego
La medicación debe ser realizada bajo estricta vigilancia médica
Los tratamientos caseros pueden ser contraproducentes, como el uso de alcohol para bajar la temperatura en los infantes o bañarlos con agua fría, pues ambos están contraindicados para los pequeños pacientes.
La fiebre es una respuesta natural del organismo ante un estímulo externo, que puede ser un virus, bacteria u hongo. Algunos tratamientos “caseros” para bajar la temperatura corporal, lejos de mejorar la salud de quien los recibe, pueden resultar contraproducentes, más aún cuando se trata de niños.
Es muy común la creencia de que la fiebre en una persona disminuye cuando es bañada con agua fría, a pesar de ser completamente errónea. Esta acción, así como la medicación sin prescripción médica, puede agravar la condición del paciente. La Doctora Darinka De Pascuali, pediatra y cardiólogo infantil, explicó que cuando una persona tiene alta temperatura se produce un estrechamiento de los vasos sanguíneos, lo que aumenta la presión arterial y disminuye el flujo de sangre.
Los baños con agua fría ocasionan mayor vasoconstricción. Los receptores de la piel envían una información al hipotálamo para conservar o aumentar la temperatura del cuerpo, justamente lo inverso a lo que se desea; por el contrario, cuando se usa agua tibia, los poros se dilatan, se libera calor a través de la piel y el paciente suda, lo cual produce un descenso de la temperatura. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y la Academia Americana de Pediatría, un niño con fiebre debe ser bañado únicamente con agua tibia.
No obstante, la disminución de temperatura que puede lograr un baño con agua tibia en el niño es de apenas 0,5ºC. De Pascuali, quien además es miembro de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría indicó que los niños con tratamiento con antipiréticos sólo pueden bañarse luego de una hora de la administración del fármaco.
La pediatra insistió en que los baños con alcohol para pacientes con fiebre están contraindicados, debido a que existe un alto riesgo de toxicidad hepática cuando la piel absorbe este líquido. Asimismo, advirtió que no se debe medicar al niño sin la adecuada prescripción médica: “La medicación es responsabilidad plena del especialista”.
En lo referente al tratamiento médico, el mismo dependerá de la causa de la fiebre, por lo tanto, debe ser personalizado y vigilado por el pediatra. Pasquali detalló que, “entre los medicamentos de más amplio uso tenemos el diclofenac, que comienza a bajar la temperatura a partir de los 15 minutos luego de su administración; mientras que el acetaminofen tarda en promedio 25 minutos antes de actuar”, aunque no siempre es igual en todos los pacientes, detalló la doctora.
La hidratación es muy importante en los pacientes con fiebre, ya que este síntoma per se, produce deshidratación, y los medicamentos antipiréticos que pueden recibir durante un proceso febril, necesitan ser metabolizados y eliminados a través del riñón.
Educación y paciencia
La doctora De Pascuali también resaltó la importancia de educar e informar a los padres en cuanto a la fiebre infantil: “Los familiares deben tener paciencia y no angustiarse cuando el niño pase por un proceso febril, la clave para este proceso es aprender a manejar la fiebre con los antipiréticos según la dosis correspondiente, y no automedicar ningún otro fármaco. Si el aumento de temperatura dura más de 24 horas, o está acompañado de deterioro físico, inapetencia, diarrea, vómito o dificultad respiratoria, es indispensable llevarlo urgentemente a un especialista”, dijo.
Sobre la correcta prescripción de medicamentos, la doctora dijo que los antibióticos no deben ser usados para detener el proceso febril en niños, ya que están elaborados para el tratamiento de infecciones por bacterias, por lo que el médico debe asegurarse del origen del proceso febril antes de indicar antibióticos. De igual forma, las aspirinas también están contraindicadas; “este fármaco está indicado para otras enfermedades, pero no para el tratamiento contra la fiebre o el dolor, porque es altamente gastrolesivo -puede ocasionar úlceras en el estómago- y en los niños no debe ser utilizada”, señaló la galena.